Pautas y estrategias para manejar la situación con tu jefe.
En el mundo laboral, la relación con tu jefe puede ser un factor determinante en tu bienestar y éxito personal/profesional.
Sin duda, un jefe positivo y motivador puede impulsarte, pero, ¿qué sucede si te encuentras con un jefe con un perfil “tóxico”?
Identificarlo y enfrentarlo, puede ser un desafío, pero es fundamental para tu bienestar y desarrollo profesional. Recuerda que tienes el derecho de trabajar en un entorno que te respete y valore. A través de la comunicación, el auto-cuidado y, si es necesario, la exploración de nuevas oportunidades, puedes superar la influencia negativa de un jefe con perfil tóxico y avanzar hacia un futuro laboral más saludable y exitoso.
Vamos a explorar cómo identificar los rasgos de un jefe problemático y vamos a indagar en estrategias para enfrentar esta situación de la mejor manera posible.
Lo primero de todo, ¿qué es un jefe con un perfil “tóxico”?
Es aquel que ejerce un impacto negativo en la moral, en la productividad y en el bienestar de su equipo. Estos jefes, pueden mostrar una variedad de comportamientos dañinos.
Entre otros:
- Carencia de empatía: Desprecia las emociones y preocupaciones de los empleados.
- Comunicación deficiente: Si no comunica de forma clara, abierta y respetuosa, creará confusión y frustración. La fluidez en la información y la asertividad, son fundamentales. No se puede tolerar la intimidación.
- Culpa y crítica constante: Sólo rastrea errores, no reconoce tus logros.
- Exceso de control: La supervisión excesiva y el control minucioso pueden minar tu confianza y autonomía.
- Falta de apoyo: Tu jefe no te brinda el apoyo necesario para ejercer tu rol, no sabe transmitirte lo objetivos ni lo que se espera de ti.
- Incapacidad en la gestión de conflictos: Si no aborda y resuelve posibles conflictos en el equipo, esto hará que aumente la tensión entre compañeros, afectando el ambiente de trabajo, la relación entre los compañeros y la motivación diaria.
- Exceso de ego y narcisista: Personas que piensan están por encima de los demás y una autoimagen inflada, buscando elogios y validación constante. Incapaces de reconocer sus propios errores y buscando culpable en los demás.
- Manipuladores y deshonestos: Utiliza tácticas engañosas para lograr su objetivo, sin importarle el coste emocional que pueda suponer. Les encanta fomentar la división y el conflicto entre los compañeros para distraer la atención de sus acciones.
- Favoritismo: Tiende a favorecer a sus “palmeros”, lo que genera un ambiente polarizado y hostil, con la consecuente pérdida de compromiso y motivación del resto.
- Incoherencia “habitual”: Le lleva a hacer cambios frecuentes e inexplicables en las prioridades de su equipo, decisiones contradictorias o falta de alineación con los valores de la empresa.
¿Qué estrategias podemos poner en marcha para afrontar esta situación y disfrutar de un liderazgo saludable?
Vamos a analizar lo que podemos hacer para minimizar el impacto que estemos recibiendo.
- Autoevaluación:
Reflexiona sobre cómo te afecta el comportamiento de tu jefe y cómo puedes proteger tu bienestar emocional. Identifica aquellos comportamientos que te hacen sentir mal y piensa en soluciones para mejorar la situación
- Mantén la calma:
Trata de no reaccionar emocionalmente y continua con tu actitud profesional
- Comunicación y apoyo:
Si te sientes cómodo haciéndolo, habla con tu jefe sobre tus preocupaciones y buscad una solución juntos. En caso que no te sientas bien, quizás es posible que lo trates con algún miembro de RRHH o trátalo con un mentor. Intenta también establecer conexiones con compañeros que puedan estar enfrentándose a desafíos similares y busquen apoyo mutuo, otra opción es optar por orientación profesional.
- Aprende a poner límites:
Si tu supervisor te asigna tareas fuera de las horas laborales, considera la posibilidad de definir límites y expresar de manera efectiva que no puedes estar disponible más allá de tu horario de trabajo.
- Enfócate en lo que SÍ puedes cambiar y depende de ti:
Puedes cambiar la forma en la que te tomas sus comportamientos. Quizás sus formas no cambiarán, pero sí la manera en la que tú reaccionas ante ellos. A veces las cosas no cambian, cambiamos nosotros.
- Autocuidado:
Fomenta tu bienestar físico y emocional, ejercicio, meditación, actividades de ocio y descanso adecuado.
- Explora opciones:
Si tu situación no mejora, tu salud y carrera profesional se ven afectadas, considera buscar un nuevo puesto en la empresa o un nuevo empleo fuera de ella. Existen muchas empresas que tienen un ambiente saludable y valoran por encima de todo a la persona.